Microcuento:
Edurne y Joseba eran una pareja extraordinariamente feliz, tanto, que se fueron a comer las perdices del cuento para colmar su dicha.
Tras la comida y la digestión, se fueron a dar un paseo .. no dejaban de contemplarse y hacer ver cómo entre ellos radiaba su amor que tendía hacia el infinito.
-¿Nos podrian hacer un monumento como los amantes aquellos?
Se convirtieron en estatuas de sal...
Llovió un poco de chirimiri y se disolvieron. FIN.