Corregir

Recuerdo mi primera máquina de escribir, una Royal portátil (otros dirían olivettis) recuerdo esas "papelinas" para corregir de la marca tipp-ex. También recuerdo las primeras máquinas de escribir eléctricas o electrónicas, que disponían de una cinta como transparente que también servía para corregir, era como pura magia, te podías equivocar todo lo que quisieras que con la cinta mágica esa incorporada, todo quedaba bien. El que vendía las máquinas también distribuía la marca tipp-ex, marca alemana que ha evolucinado en el arte y artilugios de la corrección, ese mismo señor, acabó vendiendo ordenadores.

En la informática, pasa lo mismo, disponemos de todas las herramientas, disponibles para corregir y para corregirnos ¡bien por esos correctores de ortografía! de ajuste de párrafos, y de espacios entrelineas. Ahora con tanta corrección disponible en el Word o similares sólo sería capaz de escribir una carta manuscrita a alguien que me mereciera confianza o alguien que supiera que me apreciara, mi letra y presentación me pueden convertir en un auténtico desastre. Si me tuvieran que realizar un análisis caligráfico de esos ¡me moriría! Y ¿qué me dicen de las fotografías y el fotoshop ? que te quitan ese horrible rojo de los ojos y a muchas estilizan su figuran. ¡Vivan los correctores! ¡Abajo la tiranía de la caligrafía!. Gracias esas herramientas correctoras nos ayudan a alcanzar esa perfección que a veces deseamos y nunca alcanzaremos.

Una vez conocí a alguien en Internet, hará de eso unos 12 años ... todavía no había ADSL, la velocidad del módem aún daba más magia que la actual inmediatez. Les aseguro que se conoce bastante el pie que calza uno aunque le conozcas en la web...Chateamos durante largo tiempo y tras un periodo en que nos habíamos contado casi de todo, decidimos encontrarnos.

Tardes de cafés, algún cine, mesa reservada de vez en cuando y miles de conversaciones. Recuerdo una, en especial, que por su simpleza y genialidad me ha llevado desde hace un par de días al post de hoy.

-oye ¿me puedes mirar el ojo que hace rato que me esta picando?
R- Sí...anda, déjame ver.
- ¿ ves algo ?
R- Sí, ¡ la viga !

(risas, más risas, risa complice, risa compartida, risas... nos reímos los dos)

Me encantó lo que dijo, nos lo habíamos dicho todo, nos conocíamos bastante bien, y me fascinó con la forma tan risueña con que me recordó la viga en mis ojos.

Ahora que llevo casi 10 años de casado, sigo con la misma, la misma viga, y con la misma mujer que me lo dijo.

Canción Recomendada : The River.