Aquel día tan feliz de mi vida.

Acudí a una asignatura, que durante aquella lección teníamos que especificar (con orden de importancia) cuáles considerábamos como objetivos vitales a perseguir en la vida. La mayoría enunció La Felicidad como el primero de todos, yo en ese caso “erré” el orden (según me “contertularion” en ese pequeño debate) y antepuse la Libertad como primero de los objetivos. De vez en cuando intento resolverme por qué lo hice así.

Verán, ahora se ve que Driver me ha pasado la “posta” de que diga yo Diego, o que les narre algo sobre el día más feliz de mi vida. Y recogiendo  a regañadientes ese testigo no solo me ha venido que les he contado anteriormente, sino que también ha planeado en mi recuerdo “ese día que fui enormemente feliz”; podría irme con el tópico de Bodas Bautizos y Comuniones, pero el asunto no va por allí...

(...)

Además, casi que puedo cronología a ese día, al menos en mes y año: Noviembre de 1994, al que si le restamos el diecinueve67, yo tenía 27 abriles cumplidos.

Aquel año es cuando empecé ese trabajo donde me permitió devengar, sueldo, más independencia y unas estupendas vacaciones que me “regalé y financié” en ese mes de Noviembre del 94.

Hacía años, que tenía ganas de pasarme una estancia relativamente larga en el extranjero, por aquello de perfeccionar el  idioma moderno. Lo tenía como asignatura y aventura pendiente. Así que me busqué ese viaje, lo programé y lo disfruté, vaya que si lo disfruté. Les  añado que al evento  fui solo.

Fue en la ciudad de Londres, de ahí la foto. Espectacular todo lo que viví, un día contaré algo más sobre ello. Tenía en la programación clases en una Academia, residencia en otro lugar y bla, bla, bla…

Una de esas tardes, al salir de una esas clases, coincidí con un tipo (en esos cursos llegan y salen unos y otros) que tras la sesión  me comentó de irnos a tomar algo para cenar…

-¡Pues vale!

El caso es que pillamos un banco, en un parque de esos, tan ingleses…  pensando en que podíamos cenar. Entonces ese tipo me sugirió que conocía un tipo de supermercados (había uno en la zona) dónde podían encontrar lo que aquí conocemos como pollo alast (ya saben, el animalejo ese que da más vueltas después de morir)

-¡Pues vale!

El tío me cuenta en su inglés italiano, que había ido a Londres, para perfeccionar su idioma antes de entrar en el seminario… les confieso que al principio me sonó eso a viaje “despedida de soltero”  Pero por lo que comentábamos sobre la vida, el mundo, y si quieren la carne… esa conversación y lo que comentábamos mientras nos cruspimos ese “pollo” si más cubiertos que nuestras propias manos (sí, había servilleta) me hizo pensar en algo que me sonó a felicidad.

-¿Ves? , me dijo, aquí estamos dos tipejos en medio del mundo. Londres es mucho del mundo, un banco en este bonito parque… y lo bueno que está este pollo…

Ahora que les cuento esto, y no hay nada más,  puede parecer una soberana idiotez…pero sigo pensando en ese momento, nada elegido, sin cubiertos, sin horarios, un tipo que elige su destino y te lo cuenta sin dobleces, sin fisuras… No nos esperaba nadie, no teníamos nada que hacer, y por supuesto ese banco no estaba ocupado…yo pasé un buen rato, y tuve la agradable sensación de tener todo el resto de mi vida por delante.

Libertad y Felicidad…  Aún sigo pensando en ello… Te paso la posta, Sunsi  (vols?)

Nota pre-aclaratoria al post: También recuerdo cuando despegué en ese viaje, mi compañera inglesa de asiento, al parecer tenía miedo a volar ...pero luego me comentó que pasó un rato agradable ...me alegré por ello.