Las matemáticas de los sentimientos. ii

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Si en mi anterior entrada intentaba indagar en las ecuaciones del compositor musical, y consciente de lo que es capaz de hacer el intérprete, no deja de intrigarme lo que la música es capaz de hacer en nuestros adentros. Insisto en pensar que la música es un arte donde el autor, tiene la extraordinaria capacidad de transmitir en el fondo del corazón, con una contundencia que no son capaces ni la Literatura, la Pintura o la Arquitectura... por no citar los demás. (*)

Me gustó aquello que dijo Modestino sobre la música "la compañía que nos queda para descansar, relajarnos, consolarnos o quitarnos las miasmas que nos deja la vida"... ( si me permite le añado muchos  puntos suspensivos más )

 

Es bien cierto, que utilizamos a ese género, a ese grupo , y a esa canción para acercarnos a las personas, para conocerlas, para buscar nuestras simpatías, para comprobar nuestra conexión. Qué cierto es lo aquello de que "esa es nuestra canción" ¿ Quién no se interesa por los gustos musicales de sus amigos?  ¿Quién no ha vivido momentos inolvidables en cualquier concierto? ¿ Quién no se ha encontrado con lo mejor o peor de si mismo escuchando tal melodía o tal composición? Y si se da en su caso... ¿Quién no es capaz de llegar a Dios con la mejor oración en clave de sol?

Lo que me rondaba últimamente es aquello de que te dediquen una canción; lo hace el bloggero, el Facebookero y el roquero. Me ronda, que cuando lo hace con la mejor intención, intenta transmitir todo aquello que piensa que puede llegar a emocionar; incluso intuyo que lo hace con la intención de poder compartir todas las sensaciones que tal  pieza musical tropezaron en el corazón de la persona que te la dedica,  con la ilusión de que como de que como te conoce, sabe que con esa dedicatoria, te envía la mejor de las caricias a nuestro oído. Aunque ocurre, que como oímos con otras orejas, y sentimos con otros corazones, nunca será lo mismo porque a cada uno de nosotros la música nos llega a nuestros adentros en momentos personales e intransferibles. Pero ese acercamiento dedicado, presiento que es el de los mejores, y si acierta, no deja de ser como una tirada de dardo en la diana de nuestro interior. Y eso amigos, también me fascina. 

(*) Dudo que exista un arte capaz  de hacernos mover los pies, la cabeza, las caderas, sudar la frente, llorar los ojos, palpitar el corazón ... y acariciar el alma ... todo eso al mismo "tempo"

(*) Dudo que exista un arte, capaz de hacernos, sonreír, llorar, recordar, ilusionarnos, emocionarnos, relajarnos, o quitarnos las miasmas esas... Añadan la letra y no acabaríamos nunca con los puntos suspensivos.

¿Y usted? ¿Se atrevería añadir a su comentario, cuál es "su canción"? ¿Y porqué de esa elección?


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