Cuando era pequeñaja, aquella niña se trasladaba en verano a una fortaleza que había en la ciudad de los manzanos, los perales y los melocotoneros. Aquel verano durante las vacaciones, hacían fútbol todas las tardes... y a la protagonista del cuento, le aburría soberanamente eso del fútbol.
Con lo que aquel año se pasó todas las tardes en la casita de las banderas, que es como la llamaba, e iba todos los días que podía y luego todos porque allí se lo pasaba genial.
Era pequeña ella, y era pequeña la casita de las banderas, tenía las paredes redondas y una ventana donde podía ve los manzanos y los perales y los melocotneros... pero lo que más le gustaba es que en sus paredes redondas estaban pintadas las letras del abecedario, ya saben, ABCEDEFGHIJKLMNÑOPQRSTUVWXY … etc. Con ellas jugaba, las ordenaba las desordenaba, las limpiaba las secaba, ¡hacía ganchillo con ellas! y formaba palabras, frases e historias....
Una tarde la niña que jugaba con las letras y se inventaba historias, cuando cruzaba el patio de armas de la fortaleza que llevaba a la casita de banderas, se encontró con una extraña maleta y pensó que alguien se la podía haber olvidado allí. Y como tenía toda la tarde por delante se llevó la maleta a la casa de las banderas para averiguar que cuál podía ser su contenido.
Cuando se la llevó a la casita de las banderas, puso la maleta en una silla y la miró ¡estaba cerrada! Y no había ninguna llave, se acercó a ella para examinarla... y al acercarse oyó una voz:
-¡Hola! ¡somos unos lápices que estamos aquí guardados! dijo un lapicero...
-jugábamos al escondite con nuestra mami... ¡y no podemos salir! ¡nos ayudas! dijo uno que era de color rojo.
-¿porqué os tengo que ayudar?¿cómo puedo hacerlo?- dijo ella con ganas de ayudar-
-pues porque si salimos y encontramos a nuestra mamá, nosotros podemos construir un mundo maravillosos lleno de nosotros ¡no sabes lo que somos capaces de hacer! ¡busca a nuestra mami! ¡ella nos hace bailar!
No les cuento si la niña se llamaba Alfonsina, Agustina o Agripina, no les cuento como los lápices llegaron a la mano del su mamá porque ya lo contarán. Lo que si les cuento que ellas ya lo saben y muchos de ustedes también lo saben o lo sabrán, y sino miren la próxima entrada programada para el próximo Martes ... y verán que don lapicero cantará más que un bingo y los lápices bailarán.
Nota del Autor para el lector. Por cuestiones logísticas se postponen los comentarios al siguiente post. (Gracias por venir)
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