El silencio en la escritura; aveces no dura ni unos segundos...

“...el oficio de escritor es tal vez el único que se hace más difícil a medida que se practica.”

“...Nunca sé cuánto voy a poder escribir ni que voy a escribir. Espero que se me ocurra algo y, cuando se me ocurre una idea que juzgo buena para escribirla, me pongo a darle vueltas en la cabeza y dejo que se vaya madurando. Cuando la tengo terminada (y aveces pasan muchos años...) pensándola, cuando la tengo terminada, repito, entonces me siento a escribirla, y ahí empieza la parte más difícil y la que más me aburre. Porqué lo más delicioso de la historia es concebirla, irla redondeando, dándole vueltas y revueltas, de manera que a la hora de sentarse a escribirla ya no le interesa a uno mucho, o al menos a mí ya no me interesa mucho; la idea que le daba vueltas.”

Leía estas palabras de Gabriel García Márquez, pronunciadas en un discurso celebrado en Caracas un 3 de Mayo de 1970... ( Se recogen en ese libro que les presento escaneado) y comprendía que la Literatura ha de ser un arte, como los demás que nace del ingenio, de ese fenómeno desconocido que poco sabemos como llega a planear en la mente del artista.

Al respecto siempre he pensado que una vida llena de experiencias ayuda acumular vivencias, que luego puedes replicar en el formato de la escritura; incluso si no has tenido la oportunidad de vivirlas en primera persona, bien puedes emular que las has experimentado y nutrirte de experiencias ajenas  (aunque sean otras de ficción) y luego dar tu personal enfoque de otras historias en tu persona...

De todas formas por muy ancho que sea el bagaje de cada uno, hay dos aspectos que siempre me llaman la atención que han motivado esta entrada:

El primero es “le clic”, la chispa o el encendido do de la bombilla que hace que se despierte una idea en el interior; ese momento mágico, tiene que venir siempre, siempre de algún sitio. Sostengo que sólo hay un único Encendedor capaz de apretar el interruptor y “fabricar” historias de la nada, y los demás somos simples conexiones finitas que por algún motivo podemos ser capaces de captar ese “haz” de las ideas, las palabras o las historias, y que de alguna forma captan nuestra atención interior. Es un acontecimiento mágico, único, inusual y me atrevería a decir que ocurre en apenas unos segundos; de alguna forma nos gusta, nos impacta o nos aturde y se deposita en nuestra mente en forma de imágenes y palabras...

En segundo lugar, cuando hemos interiorizado ese momento, cuando le hemos dado la forma tal como dice García Márquez en ese discurso, existe otro momento, previo a la exposición escrita, que es el de tomar una decisión. Porque si elaboramos esa idea, pongamos por caso en escrito ( también es aplicable a otras expresiones artísticas) no sólo compartimos aquello que hemos visionado sino que al mostrarlo ante los demás queremos probar y probarnos, si ese momento ha sido igual de mágico que lo ha sido cuando lo hemos vivido. Aunque realmente ya no lo es, porque ya ha transcurrido , lo que ocurre es que, siempre siempre lo vivimos en la soledad de nuestro silencio, y necesitamos de alguien que nos corrobore, si ese momento fue magia, sueño, si tenía tinte de originalidad y autenticidad o bien se trataba algo que no valía la pena compartir...

Claro está que el prodigio en la técnica ayuda a convertir esa “recreación” en algo bello, interesante, o en un auténtico tostón, con lo queda en la duda a que se refiere García Márquez con aquello de la práctica...