Blog personal de un tarracofermense

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sábado, 14 de enero de 2017

Una hora menos en Canarias ...







Desde que tengo uso de razón (ahora también tengo ese uso); tengo conocimiento de la “hora canaria” y su diferente huso con la hora peninsular. Mencionan este hecho a todas horas, cada hora y en todos los medios de comunicación (básicamente en radio y televisión).
Tengo la vieja costumbre de dormir con el “pinganillo” de mi pequeño transistor FM medio colgado en una de mis orejas (el otro pinganillo queda suelto), por ello tengo conocimiento exacto de ese aviso de una hora menos en Canarias en cualquier momento de la noche que me desvele …

Cuando suenan esas señales horarias (beep, beep, beeeeeep) y el locutor anuncia hh.mm con su consiguiente coletilla de “una hora menos…” me viene al pensamiento la enorme publicidad - ¿encubierta? -de la que goza el archipiélago insular por mencionar su nombre con tan precisa y frecuente repetición. Pienso entonces en los beneficios que ocasiona esa publicidad para las Islas Afortunadas y el impacto que supone esta publicidad en beneficio del Turismo del que gozan esas islas …

De todas formas, y siendo consciente de que el turista no visita Las Canarias por esa diferencia horaria, cuando “vivo” esa hora de más – una hora menos en Canarias-, no dejo de hacer un pequeño viaje mental en el tiempo; si oigo esa señal en cualquier hora de la madrugada que me despierte, recurro al consiguiente deseo de disfrutar esa hora de más acurrucado en la cama con la posibilidad de alargar mi sueño los correspondientes 60 minutos.

Pienso en la “hora canaria”, y sea la hora que sea en la península, no puedo evitar realizar un pequeño balance mental sobre el aprovechamiento del tiempo. Les reconozco que en algunas ocasiones ese pequeño balance me infiere un pequeño e imposible deseo de trasladarme a la zona del otro huso horario a fin de ganar una hora al tiempo para vivirla con más intensidad o bien para realizar alguna actividad que -que importa porqué- tenía arrinconada. En otras ocasiones -y para amortiguar el golpe de aquello del aprovechamiento del tiempo- pienso que una hora no es suficiente tiempo para realizar esa o aquella tarea pendiente … para complacerme en esa idea, pienso en el Sol de las Canarias, y plancho la oreja pegada al pinganillo de mi radio FM hasta que suene el timbre del despertador …