Desde que tengo uso de razón (ahora también
tengo ese uso); tengo conocimiento de la “hora canaria” y su diferente huso con
la hora peninsular. Mencionan este hecho a todas horas, cada hora y en todos
los medios de comunicación (básicamente en radio y televisión).
Tengo la vieja costumbre de dormir con el “pinganillo”
de mi pequeño transistor FM medio colgado en una de mis orejas (el otro
pinganillo queda suelto), por ello tengo conocimiento exacto de ese aviso de una
hora menos en Canarias en cualquier momento de la noche que me desvele …
Cuando suenan esas señales horarias (beep,
beep, beeeeeep) y el locutor anuncia hh.mm con su consiguiente coletilla de “una
hora menos…” me viene al pensamiento la enorme publicidad - ¿encubierta? -de la
que goza el archipiélago insular por mencionar su nombre con tan precisa y
frecuente repetición. Pienso entonces en los beneficios que ocasiona esa
publicidad para las Islas Afortunadas y el impacto que supone esta publicidad
en beneficio del Turismo del que gozan esas islas …
De todas formas, y siendo consciente de que el
turista no visita Las Canarias por esa diferencia horaria, cuando “vivo” esa
hora de más – una hora menos en Canarias-, no dejo de hacer un pequeño viaje
mental en el tiempo; si oigo esa señal en cualquier hora de la madrugada que me
despierte, recurro al consiguiente deseo de disfrutar esa hora de más
acurrucado en la cama con la posibilidad de alargar mi sueño los
correspondientes 60 minutos.
Pienso en la “hora canaria”, y sea la hora que
sea en la península, no puedo evitar realizar un pequeño balance mental sobre
el aprovechamiento del tiempo. Les reconozco que en algunas ocasiones ese
pequeño balance me infiere un pequeño e imposible deseo de trasladarme a la
zona del otro huso horario a fin de ganar una hora al tiempo para vivirla con
más intensidad o bien para realizar alguna actividad que -que importa porqué-
tenía arrinconada. En otras ocasiones -y para amortiguar el golpe de aquello
del aprovechamiento del tiempo- pienso que una hora no es suficiente tiempo
para realizar esa o aquella tarea pendiente … para complacerme en esa idea,
pienso en el Sol de las Canarias, y plancho la oreja pegada al pinganillo de mi
radio FM hasta que suene el timbre del despertador …