Blog personal de un tarracofermense

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domingo, 9 de septiembre de 2018

La "cucharilla"...





"...Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden ..." (S. Pablo, Corintios 13:1)

La primera vez que escuché lo de los "platillos que aturden..." de la Carta "de las Bodas", recuerdo imaginar al batería de un grupo de rock dándole con las baquetas a los platillos, desafinando y ocasionando estridencias y disonancias a lo que tendría que ser una buena composición ... Sí, lo de los "platillos que aturden" es como una suerte de alerta que de vez en cuando me sirve para medir la claridad "decibelios" que pudieran sonar en el corazón de las personas que quiero ...

El otro día, mi mujer y un servidor tuvimos la oportunidad de asistir al matrimonio de los hijos (ella ya lo era, y él se convirtió en "hijo" al casarse) de unos muy buenos amigos, ahora convertidos  también en suegros ...

Cuando acabó todo, y a "golpe de watsup", les agradecí expresamente el que hubiéramos podido participar en el matrimonio de MyP cuando a mi cabeza también me venía el  decirles ¡"gracias por invitarnos a tan estupenda boda”! . Evidentemente, sobra decir que fue una boda estupenda, un entorno inmejorable, unos novios guapísimos (ella más que él) y una calidez humana entre los familiares y amigos (también en la temperatura ambiente) que difícilmente podría olvidar.

-..."gracias por por habernos permitido participar en el matrimonio", les decía, que decía... Sí, fue eso lo que me marcó a la asistencia a la "boda" de ese día, lo de participar en en "un matrimonio ajeno" y descubrir en ello, algo del matrimonio propio.

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Pocos días antes, mi primera mujer (solo tengo una) me decía lo "inmune" que me había vuelto ante las películas "pastel" de chico conoce chica ...puede ser, debe ser la edad del corazón, o igual que la película era mala a matar.

Yo diría que los novios de esa boda desbordaban una felicidad inaudita, y por ese "desborde" algo se contagió en mi ...:

Que A. leyera la carta de S. Pablo sin que notara ningún platillo aturdidor, o que el oficiante D. mencionando a Jesús Nuestro Señor en las Bodas de Caná, y comentsra que Él asistía como un invitado más ...me hizo pensar en Su presencia y en la nuestra...  Supongo que todo eso junto y yo que le sostuviera mi mano a mi mujer, y notara que ella respondía apretando suavemente la mía ... comprendí que no solo participaba en la ceremonia, sino que también reproducía lo que había sido la nuestra tantos años atrás y me gustó.

Y "para inri y más", les puedo añadir que cuando entró la novia y cuando aquella preciosa niña entono el "Ave María" alguna lagrimilla se me escapó como prueba de que el "algodón no engaña".

La cucharilla, fue un simpático recuerdo con el que nos obsequiaron los novios, una cucharilla para nuestros cafés y azúcar ...y con ello recordar lo bonito que fue aquello de la luna y la miel. Luna y miel que les "auguri” deben estar disfrutando de lo lindo ahora ella y él.


Gracias M.y P por casaros y hacernos partícipe de vuestro enlace.