Hay una estrella, una estrella que no es Osa, no es Osa ni tampoco es mayor, ¡eh mayor! ¿Tú la ves?, ¡la veo yo!
Hay una estrella que brilla para los dos, la estrella brilla y su vida no sé si acabó porque la luz de las estrellas llega aunque éstas no estén, y si llega su luz y no están es que anduvieron muy lejos brillando.
Veo la luz de una estrella que ni es Osa ni es mayor… veo la luz que brilla, y en la oscuridad de la noche, de cualquier noche sé que nos acompaña, nos acompaña a ti y a mí, nos acompaña a los dos.
Un día, después de mucho tiempo, cuando ni tú ni yo estemos aquí, sé que nuestra estrella no dejará de brillar, no me preguntes porqué pero lo sé; pues brilla hoy con ese calor que tanto acompaña. Tanto acompaña que es duro pensar que algún día deje de estar.
Es estrella , no es fugaz… y ese hombre no puede alcanzarla.
Casi que dejar esta entrada sin apenas texto, y que los propios "garabatos" hablaran por sí solos... incluso pudiera ser que éste es de los posts más personales que he publicado.
De todas formas les contaré un para de cosas al respecto. La primera es que recuerdo haber oído en un programa de radio donde preguntaba a la audiencia sobre qué acostumbramos a dibujar, si estamos en una reunión, una conferencia o simplemente pasando el tiempo de alguna manera. La cuestión me dejó primero pensativo pues me pareció que "garabatear" en medio de una reunión o conferencia podría resulta algo imprudente; luego pensé que si "acostumbramos" a dibujar , nos mostramos de una forma inequívoca y solemos repetir a lo largo del tiempo los mismos dibujos para distraernos (o bien para concentrarnos) allí donde haya un lápiz y un trozo de papel...
Soy lector ocasional, y considero que me falta hábito para
aprender a leer con soltura y no distraerme entre las líneas de un texto. No
por ello, cuando doy con un buen libro
puedo apreciar el placer que se siente al leer.
Sí, he dicho atención junto a lectura pues (y puede que por
que tengo una mente distraída) considero que es un requisito indispensable a la
hora sumergirte en el mundo de los libros.
De todas formas, esa atención puede ir más allá; es como el
oír o escuchar, y para leer un libro no basta con oírlo sino que pienso que hemos de saber escuchar esa voz
en off que suena en nuestro interior
mientras leemos.
Podría decir, y ustedes que leen sabrán lo que hacen, que no solo es una buena
práctica lo de “poner voz”, sino que también
podemos hacerlo de forma diferenciada (y mentalmente) a medida que van
saliendo los personajes.
Así, del mismo modo que nos sumergimos en los paisajes que
pueden aparecer en un capitulo cualquiera como si estuviéramos allí; el poner
voces distintas a cada uno de los personajes
puede ser un método para participar activamente en las conversaciones que surgen en un libro.
Cuando leo, me dejo seducir por el autor del libro, y sé que
aunque es él quien capitanea la historia que me está contando, yo versiono
de alguna manera todo lo que ocurre. Puede
que se trate de dar confianza al autor, de dejarse “engañar” porque sabemos que
esa historia o novelada es ficción y tal vez ese prestar atención se trate de
convertirse en un personaje más del texto en vez de un mero espectador.
Indiscutiblemente es responsabilidad del autor, el saber escribir
bien y atrapar al lector, pero éste (ustedes) pueden hacer algo para que la
lectura sea más ágil, más nuestra y
ciertamente más personal. Con ello pienso
también que con una buena (y atenta) lectura
no solo participamos del texto –que ofrece
la función de guión en nuestro acto- sino que practicamos con creces la libertad.
No crean que cuando volvía a casa viera mujeres de esas de
las pócimas o de las escobas voladoras en medio del trayecto. El caso es que
paré un una área de esas de servicio en medio de la autovía, donde además de
servicio, y barra disponían de una pequeña boutique para el consumo de
recuerdos, productos y otros libros. Libros como los de viajes, otros como los
de recetas y uno bien curioso de jeroglíficos y otras adivinanzas orientales.
Me llamó la atención el de la ciudad belga de Brujas, en un
primer momento pensé si aquella preciosa ciudad (se recomienda la visita) se
sabía que pudiera estar de alguna forma
ubicada en ese garito en medio de la autovía.
Paré en ese lugar de paso sin más intención de tomarme un
café, estaba cansado y tenía ganas de llegar a casa. Recuerdo, aun ahora también, que me dolían de una forma
especial la planta de mis pies, y de ahí que si me dolían los pies por la
planta es que pensara en la suela de mis zapatos. Zapatos que por cierto (y ya
que el blog tiene las funciones de diario) tienen antigüedad, antigüedad y
capacidad de amortiguación.
Deduzco sin pensar demasiado, que si me duelen las plantas
de los pies, es por varios motivos. La pista de baile, el baile y el concierto
de U2 al que asistí con Driver el pasado sábado 10 de Octubre. Concierto que,
como esperaba fue extraordinario. Bono y los suyos nunca me defraudan; cantaron
de las nuevas y de las canciones de siempre, hicieron un guiño gráfico a grupos y
cantantes de la historia del rock tales como The Clash y a Lou Reed (Adam Clayton, el bajista del grupo, llevaba una camiseta de él)
Recalco la fecha para que conste en el blog y como primer aniversario
de mi sobrina a la que tuve el placer de visitar. También lo hice cuando nació; en esa ocasión estuve en un concierto de Morrisey, aunque la planta de mis pies no me dolió
tanto, será cuestión de brujas o de suelas …aunque no recuerdo el zapato que
calcé hace un año para tal evento.
No tengo claro si la autoría de la frase corresponde al
genial Groucho Marx o a la espabiladilla de Mafalda, aunque tampoco es una cosa
que me quite el sueño; de todas formas llevo durante la semana la susodicha
frase y no logro sacármela de mis casillas.
Diría que todo empezó cuando la semana pasada estuve
explicando a la menor de mis hijas el movimiento del globo terráqueo; que si la Tierra rota sobre sí
misma y que al mismo tiempo se traslada orbitando alrededor del Sol, es decir
que no para quieta y nosotros allí estamos. Cuando le explicaba los movimientos
terrícolas a mis hija le hice simular que ella era el mismo planeta y mientras
daba vueltas sobre sí misma rodeaba a una silla que hacía funciones de Sol… un
mareo, lo sé, pero supongo que fue didáctico y me entendió.
A principios de semana, un compañero de trabajo al entrar en
la oficina, nos saludó y acto seguido enunció la frase de marras; yo supuse que…”
de nuevo lunes” , y que había tenido un fin de semana movido…
Por lo uno y por lo otro, no dejo de pensar en que cuando se
exclama el “que paren el mundo”… va implícito una sensación personal de que las
cosas pasan volando, de que estamos por aquí “quietos parados los pies” en la
nave La Tierra, y navegamos por el espacio a una velocidad de vértigo; pero lo
que más pienso es en aquello que los días pasan volando, y los acontecimientos
ocurren (cerca de nuestro alcance) sin posibilidad de darles sabor, color u
olor. Por eso, Groucho o Mafalda, pide a "los comandantes del Planeta", que paren
los motores para bajarse y .. lo que
sea.
¿Bajarse? y … Bueno, según la posición en que se encuentren
pueden pensar en bajarse, yo en mi caso me subiría al satélite denominado la
Luna, donde allí todo es quietud la gravedad no existe y el silencio acompaña al
ambiente invitando a la paz.
Lo de los Comandantes de nuestro planeta Tierra, se lo dejo
a cada uno de ustedes. Puede que tan solo se trate de sargentos u otros satélites; en ese caso igual un viaje interestelar
no sea del todo necesario...
Frankie: 38 años, si es que la edad importa para que esta rubia, soltera y blanca pueda creer que a pesar de las vueltas que le ha dado la vida, ésta pueda darle alguna buena oportunidad. Algunos hombres, nada serio ¿serio? sería que demasiadas cicatrices en el corazón no le dejan confiar en que vuelva a sentir cuando era una chiquilla.
Johnny: Pasados los 40 y casi 5 entre rejas, su agente de la condicional le encontró trabajo de cocinero en un garito del Upper Side. Pobre diablo, aún cree en los cuentos y está dispuesto a convencerse de que todo puede ser aunque sea en una noche tras una larga jornada de trabajo.
The Upper: The Upper, es un local que se halla en la zona alta de Manhatan muy cerca de Harlem; allí casi todo el mundo se conoce, desayunan unos, comen otros y los que no tienen donde cenar ...pues acaban con un buena hamburguesa cocinada por J. y mejor servida por F. Todo lo que ocurre en el Upper, queda allí y los habituales del lugar, si saben, no cuentan, si cuentan no juzgan, y si juzgan ...no vuelven.
Todo es posible que pase en el Upper: En una noche especial de ese lugar; se pueden encontrar dragones y apagar el fuego, se plantan libros y se escriben árboles, o como decía una que canta : una rosa, es ...
rosa, rosae, rosis ... a pesar de las espinas.
Y antes de tanto, Debusy poco sabía de hamburguesas ni de Harlem, algo sí sabría de árboles y libros, y más bien nada de Franke y Johnny ... Sin embargo, si la luna_entera no estuviera, dejaría un inmenso y mágico claro en el cielo gracias a él.