La Navidad cabe en una caja de cerillas…
Ayer le decía a un buen amigo, que yo era de esos de los que
creo y quiero que la Navidad me envíe es destello que me haga sonreír, volver
la mirada a la infancia y disfrutar al Niño como un infante más… No, no es un
rayo catódico o atómico, ni cataclismo ni fuegos artificiales lo que quiero; es
un «aquello» del que luego no pueda decir que la Navidad me ha pasado de largo
un año más y yo ni estaba preparado o no me había enterado.
Eso era ayer …Hoy ha entrado alguien en la oficina, un hombre
entregado a Dios, que simplemente me ha dicho que venía a felicitarme. Y me ha
encantado que viniera y que me llamara por el nombre. Con ese hombre siempre
hablamos de cosas de… de… ¿el más allá?
– Sonrío y me quita la palabra de la boca diciendo La Navidad
está dentro del corazón; y no, no en una válvula, o en un ventrículo, ni
tampoco cerca de la punta del esternón (como me hablaba mi amigo de ayer que
antes les comentaba) … cada uno de ustedes tiene su propio corazón y ya sabe. ¿Lo
sabes? ¿no?
Quién ha venido hoy me lo ha demostrado con una simple caja
de cerillas, una caja de cerillas, pero sin cerillas. Y les aseguro que la caja
es pequeña, pequeña, pues como ven en la foto (mis ideas de bombero para que
comparen lo pequeño que es su contenido) …vamos una caja del tamaño similar a
par de monedas de cinco y diez céntimos …
Un buen amigo ayer, ese hombre que ha venido hoy … y un niño
pequeño que apenas se ve, dentro de lo que algún día fuera el contenido de unos
cuantos fósforos, ha asomado su cabecita y mientras escribo con y para Él, he
notado ese guiño.
Feliz Navidad tengan ustedes, que el Niño de hoy y
Hombre para todos, les acaricie las fiestas con una mueca, una sonrisa o un
guiño…
Abro esa caja y no me hacen falta, ni
rayos ni truenos ni fuegos de artificio.
Navidad 2020, tomae