Escribe rápido como si lo
dijera Speedy Gonsales, o escribe lento como si lo dijera Confucio como si de
todo un proverbio chino se tratara, escribe, escribe, no te detengas ni mires
atrás… si acaso puntúa, alguna coma tal vez, pero olvídate del participio,
siempre gerundio, escribiendo, escribiendo…
Escribe para ti, no mires
al lector, ¡ni a la pantalla! ¡parecerá que lees! –y si lees, ya no escribes,
estás pensando en el lector –Hola lector, yo te saludo, -¡no! ¡no pienses en él!...escribe bien, cuida la
redacción y la amabilidad de las palabras.
-¿Qué no piense en el
lector?
No lector, al lector si
acaso respeto y si quiere no seguir leyendo ¡que no siga!, pero tú escribe,
acuérdate de que el gerundio es presente y continúo.
- ¡Escribe bien!
- ¡Escribe bien!
El bien lo decide el lector
…-¡Mentira!, el bien o el mal ya estaba definido, y ni él ni tu eres nadie para
hablar del bien o del mal, tú sigue escribiendo y no te distraigas. Si acaso te
dejo que oigas el ruido del teclado, que te imagines chapurreos, muelles, caracteres
y ya que estás en medio de la informática ¡bits! ¡quieres entender! ¡solo
bits!; un conjunto semi ordenado de bichos electrónicos que navegan por aquí y
por allá, que el transporte que nunca habías imaginado antes hace que te
conviertas en escribiente, redactor jefe y editor ¿no te parece sugerente?
Y cuando estés ausente de
todo ello, de las reglas, del ruido del teclado, de observar como corren las
palabras en el texto, tal vez, encontrarás placer y silencio.
-¿Por qué le pusiste Gonsales
y no González?
in-fin-ita.