No sabría decirles porqué “elegí” a Baltasar
como rey favorito para materializar mis sueños de niño y de no tan niño en
aquellas noches mágicas. De hecho, a medida que pienso en ello por mucho que
escudriñe en mi memoria no doy con el factor decisional para convertirme en lo
que aún soy, un auténtico seguidor.
Meditando en eso de elegir, y sabiéndome algo indeciso, pienso
que tal vez por algo que ocurre en la vida tomas una decisión, y con esa acción inicial
o incipiente, luego no haces más que ser consecuente y seguir fiel a ello. En
el caso que nos ocupa, esa consecuencia se ha ido materializando en la
redacción de cartas personalizadas a Baltasar, en gritar su nombre con el con
esmero cuando ese Rey Mago salía en su carroza o defenderlo a capa y espada frente
a los que preferían a Melchor o Gaspar como reyes favoritos.
Lo que sí recuerdo es un par de historias o argumentos que
siempre han reforzado mi decisión “baltasariana”, historias que me han hecho
sentir mas orgulloso cómo niño, incluso como no tan nño o como hombre merecedor de la magia y la ilusión.
La primera tiene que ver con el color de su piel, el color
de su piel y las primeras nociones que tuve de niño sobre otras razas humanas y
con ello el reprobable fenómeno del racismo. Por aquella época de mi infancia, se
podía ver en televisión la serie “Raíces” sobre la historia de la esclavitud personalizada
en el gambiano de etnia mandinga “Kunta Kinte”. Yo sin estar al corriente de la serie, recuerdo
que me preguntaba si yo sería racista y un cruel tratante de esclavos; recuerdo
entonces que mi predilección por el rey del turbante, me aseguraba de alguna
manera que no podía tener esa actitud contraria frente a los hombres de color
(y de otras razas), es como si de alguna forma mi afición por el rey negro
fuera una disposición favorable a no ser racista. Eso no solo me tranquilizaba,
sino que me mantenía contento por mantener esa buena disposición.
Otro factor de decisión que en un principio podría
menoscabar mi fidelidad hacia ese Rey, era y como niño reconozco que me podía
tener un poco mosca, …era saber si Baltasar era el Mago más esplendido en
regalos, el más rico, el de mayor poder para conseguir lo que tantos y tantos y
tantos niños y niñas podían pedir en sus cartas. Corría el bulo entre los niños
que como Melchor traía el oro como presente al niño Jesús, eso era la prueba de
que era el más rico, eso y que tampoco sabía bien bien cuál podría ser la “cotización”
del incienso y sobre todo la de Mirra (que portaba mi Rey) hacía que
cuestionara el poder material que antes mencionaba. Pero afortunadamente
resolví en mi interior aquella duda; a medida que crecía y conocía cosas de
nuestro mundo, oí hablar del Petróleo y de su apelativo de “oro negro”, por una
asociación fortuita de ideas intuí que, si el crudo es negro, seguro que tenía
que ver con la riqueza y magnanimidad del protagonista de este post. También
había oído hablar de aquello de la crisis del petróleo, pero por aquella época
tampoco valoré apenas esa cuestión.
Esos pequeños grandes argumentos fueron importantes
para mí, incluso también les comento que, si en alguna cabalgata me asaltaba
alguna duda, comprobar (porque lo comprobaba) que su carroza aparecía en tercer
lugar era prueba fehaciente que si siempre ocurría así, era que los
organizadores reales dejaban lo mejor de lo mejor para el final.
...y como siempre éste año también, mi querido Rey se ha portado excelentemente bien.
Mi favorito es Melchor, nada que ver con su riqueza, de pequeña el oro ya no me interesaba, pero su pelo blanco me recordaba a mi padre y yo lo adoraba, tu nos has hecho un boceto de tesina defendiendo tu afecto por uno de los tres, seguro que le encantará leerlo. Abrazuco
ResponderEliminarMe gusta tu forma de ver al rey negro. A mi siempre me llamó la atención eso de la mirra.
ResponderEliminarCuando descubrí (no hace mucho) que sirve para hacer incienso, y que vale su precio en oro, me dije: Este Baltasar es un crack.
....
Y ahora, déjame que te cuente una anécdota de aquí de Málaga, concretamente del Rincón de la Victoria, que es el primer pueblo saliendo en dirección Este, donde yo he vivido 10 años.
La tradición aquí, para la cabalgata, mas o menos, es que Melchor es un personaje del mundo de la cultura (deportes, música, teatro, cine), Gaspar, del mundo cofrade (algún hermano mayor de alguna cofradía), y Baltasar, un concejal, al que le pintan la cara de negro. Y vamos al caso. En el año 2.000, el concejal de no se qué, eso es lo de menos, era un señor, con su título de abogado, y natural del Congo, O sea, negro, pero negro, negro. Negro africano. Y van y le ofrecen hacer de Rey Mago en la cabalgata. Y puso una condición, que no quería hacer de Baltasar, que le hacía ilusión ser Melchor, el rubio,
Y así fue, el negrito hizo de Melchor, con su peluca rubia, y le pintaron la cara de negro a otro, al portero del equipo de fútbol.
Yo escogí ese y mi hija lo ha hecho cuarenta años más tarde...sin yo decirle nada.
ResponderEliminarY ahora sigo a Trevor Noah.
ESTER, gracias por venir de nuevo, ya te lo dije tus comentarios tempranos siempre me sorprenden ...¡cómo el mismísmo B.! :)
ResponderEliminarPRIMO ROJO! Encantado de seguir retomando el asunto, a ver si eso de seguir dura! y sí Baltasar es un crack (genial como lo dices) como el concejal ese que dices ¡otro crack!
"PSEUDA" Bienvenida a Tarraco y Ferma, no se si te lo había dicho ...¿40 años hace de eso? mmm mmm ¿hacemos más cuentas? :) un saludo.