Intento de fuga en la noche de estreno.

 

Habría más público que nunca, aprovecharían el factor sorpresa. Llevaban tanto tiempo ancladas en ese pentagrama que no soportaban más ese encierro. Saltarían las alambradas, una a una, tanto las de la primera galería como las del piso de arriba, si bien éstas últimas contaban con  como factor clave al Sol, a las otras ese artilugio no les haría ni fu ni Fa.

 

No importaban las redondas de silencios, la mayoría  eran lo bastante rápidas para marcar el tiempo como corcheas. Y aunque  alguna estuviera sostenida en esas almohadillas, todas ellas tenían su mejor arma: la de escapar de esa partitura sin ser vistas aunque todo el mundo las oyera.

 

Estaban decididas, lo harían igualmente ni que las vieran pasar el tipo de la batuta, Johann Sebastian Bach ya había muerto hace cientos de años y era lo que quería.