Deja que te cante una canción triste,
deja que arañe esa cuerda a la guitarra,
que arañando ese «timbre» desafine y grite:
que ni compás tengo, y mi voz no agarra.
Deja que te cuente y alguien me oiga.
que tengo el corazón en vilo,
pues noto una lagrima que asoma.
pero lo hace con camino perdido.
Mientras tanto te cuento, el niño que ha sido,
apaga su vida, y tan solo lo veo dormido.
Derramó sonrisas a mi palabra, acarició mi alma
Sin duda alguna, su vida cambió mi mirada.
Deja que cante, un himno a la vida, o una nana
deja que mi voz suene descafeinada o desafinada.
Que de tregua al llanto, al consuelo o al desencanto
deja que de rienda suelta, si truena o se apaga.
Pues con mi corazón tal vez torcido, tal vez dormido
que ha estado cerca del niño, como espectador y testigo.
tan solo canta, con ritmo aprendido y si tal vez oigas.
Gracias al cielo, gracias por su ejemplo, gracias..
.
hola
ResponderEliminar